14/10



Había que arruinarlo
del todo quitarle su mantilla reluciente
inutilizarlo por completo
desesperarlo
y dejarlo así, agonizado.
Un amor grande
siempre tienta al escorpión
que libre de esperanzas
se place de un espíritu optimista
para llorarlo luego,
en un arrepentimiento soso
menos explicable que su naturaleza

Después, dirá que no tuvo que ser
para volver a la calma Penélope:
experimentos telúricos
y nadie a quien amar

Finalmente, ensortijado de cansancio,
verá relucir en su garra pequeña
recóndito el deseo perdido de vista,
demorando el regreso.

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